1. Mide tu impacto y siéntete orgulloso de lo que haces

El último Edelman Trust Barometer recoge la opinión de 33.000 entrevistados. Para el 80% es imprescindible que las empresas continúen creando beneficios, pero resulta igualmente necesario que retornen parte de sus ganancias en las comunidades de las que forman parte. Por cierto, prácticamente el mismo porcentaje confiesa que el trato de estas empresas a sus empleados es un buen indicador de su compromiso social. 

El crecimiento llegará a través del impacto positivo, o no llegará. Muy convencido de ello se mostró Sir Ronald Cohen, presidente del Global Steering Group, durante el encuentro que protagonizó en Impact Hub Gobernador. “Hay que traer el impacto al centro de las decisiones de inversión y encontrar la manera de medirlo para, más tarde, poder compararlo”, aseguró el considerado como 'padre de la inversión de impacto'. Y una forma de hacerlo es a través de la 'convención' más ampliamente aprobada, tanto por el número de países que la apoyaron como por los sectores y colectivos implicados: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. ¿Está tu actividad profesional enmarcada dentro de alguna de estas 17 categorías?

2. Aprende, desaprende, enseña

¿Cómo se aprende? Vivimos una época en la que el conocimiento está al alcance de la mano, pero más allá de acudir a la universidad, apuntarse a un máster o participar en cientos de webinars (y estas son solo tres de las opciones), lo principal es la actitud: “Lo importante es, sobre todo, la curiosidad y motivación del alumno, el foco y atención en el proceso de aprendizaje y la repetición deliberada para interiorizar el conocimiento”, apuntaba Fernando de la Rosa, de Foxize, a Neus Portas. Pero el primero de los pasos que la autora destaca en su artículo puede sonar a lo contrario: desaprender. Significa dudar de todo para encontrar nuevas respuestas. De cómo hemos aprendido hasta ahora, de los conocimientos que llevamos encima, de los caminos para conseguir los objetivos... Y de las formas de trabajar.

¿Eres o quieres ser emprendedor? Pues para esto último puedes mirar al presente y al futuro, donde te encontrarás ya las soluciones de coworking, sin olvidarte del pasado: hay mucha experiencia por descubrir y aprovechar, por ejemplo, en el talento senior.

3. Genera ecosistema

Cinco de cada diez personas que trabajan en espacios de Impact Hub Madrid confesaron en una encuesta que otros miembros escuchan sus problemas de trabajo y un número muy parecido dijo lo mismo a la hora de compartir conflictos personales. El 75% de los participantes aseguró confiar en los profesionales con los que comparte su día.

Se trata de una parte relevante de la idea de generar ecosistema, una red de apoyo tejida con compañeros de espacio que no siempre, como a veces tendemos a pensar, tiene que basarse en consejos profesionales o de negocios. Conseguir este propósito entra de lleno en el capítulo de la satisfacción personal. Al final, somos seres sociales que necesitamos rodearnos de otras personas para sacar lo mejor de nosotros mismos.

En el ámbito laboral, durante mucho tiempo se pensó que la oficina tradicional era el lugar para lograrlo. Brad Neuberg pensó que había otra forma de hacerlo y abrió el primer centro de coworking en San Francisco en 2005. La red Impact Hub comenzó ese mismo año en Londres. Hoy vemos cómo busca su hueco el coliving, es decir, espacios que integran zonas profesionales, áreas comunes como cocinas y salas de estar y habitaciones que los emprendedores pueden alquilar.

¿Qué será lo siguiente? Lo veremos pronto: las nuevas formas de trabajar evolucionan muy rápido.