Comunidad Impact Hub
31.Mar.2020
La coherencia con uno mismo como fórmula para una empresa exitosa
Desde hace casi dos décadas, Daniel Truran se levanta con la convicción de que el ser humano, aplicando su pleno ser, puede crear empresas que transformen el mundo. “No voy a solucionar la pobreza, sería un agobio; me gusta influenciar en la gente que tengo a mi alrededor con coherencia, con iniciativas como Impact Hub”, asegura 10 años después de su creación.
“Si quieres ser eficaz, necesitas un balance entre lo material y lo espiritual”
Daniel, que se define como facilitador del cambio, recuerda cuando una amiga y fundadora de la red internacional de Impact Hub le comentó en 2007 que unos jóvenes querían montar una sede en Madrid. Los conoció y enseguida se produjo un clic. A pesar de la diversidad, el grupo convergió en el propósito de la innovación de impacto. Con ese objetivo, se creó un espíritu de colaboración entre estos cuatro hombres y cuatro mujeres, seis extranjeros y dos españoles.
El equipo asumía el desafío de desarrollar un coworking en un país sin experiencia previa, con un previsible rechazo a los espacios abiertos y en plena crisis financiera. “No nos interesaba lo que decían los demás, sentíamos que era el momento, disfrutábamos de estar juntos y de aprender”, subraya Daniel. En aquellas reuniones, observó la conveniencia de combinar la mentalidad femenina y la masculina. “El emprendimiento femenino aporta más profundidad, una visión más global, y se conecta con mayor empatía con quien quiere servir en lugar de dar directamente lo que le piden”.
La guinda del proyecto radicaba en integrar empresas que pretendieran impactar positivamente en la sociedad y que también quisieran pagar a sus empleados. “No era idealismo puro, pero atrajimos a muchos idealistas. Hubo una evolución hacia el emprendimiento con sentido; con un equilibrio entre lo espiritual y lo material. Si quieres ser eficaz, necesitas ese balance”. Y lo dice alguien que combina hoy día 4 trabajos: profesor en las escuelas de negocio IE y EOI; embajador de BCorp y director general de ebbf. Y siempre con una sonrisa.
Ante ese riesgo de desequilibrio, Daniel apunta tres consejos para resistir: determinación, colaborar con otros y servir de forma sincera a la comunidad de interés. “Hemos visto a muchos quijotes que solos han fracasado”, apunta sobre la importancia de focalizarse en las áreas donde seamos más fuertes y encontrar, colaborar con otras personas que complementen tus puntos débiles. “Muchos odiaban vender; intentaron hacerlo todo y se ahogaron. Lo inteligente es encontrar a otra persona con pasión por vender”, recomienda.
“Antes la innovación de impacto era para unos locos; ahora se contempla como una manera de hacer empresa y tiene un papel serio en la economía española”
Respecto a la evolución de Impact Hub, valora cómo se ha mantenido como referente en innovación social y la flexibilidad que ha mostrado ante nuevos emprendedores, más grandes y de distintos sectores. “Ahora los espacios son más serios. Antes la innovación de impacto era para unos pocos locos, ahora se contempla como una manera de hacer empresa y hemos conseguido que tenga un papel serio en la economía española”, resume. Para el reto de mantener el espíritu original, considera que la clave es escucharse, conectar con uno mismo para identificar lo importante y después conectar con los demás para ser más eficaz. “No se trata de guías o manifiestos de marketing; la autenticidad se aprecia cuando te recibe alguien que sonríe, con curiosidad y disposición por colaborar”.
Su experiencia en Impact Hub y en la comunidad de empresas con certificado B Corp le confirma que la convivencia entre impacto y beneficio marca el camino. “Las empresas empiezan a entender que tienen que cambiar para existir en el futuro, que no se trata de ser las primeras en el mundo, sino las mejores para el mundo”.
La visión de Daniel siempre enfocada en lo verdaderamente esencial. Inspirador.