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08.Nov.2022
Hablemos de ecoansiedad
INDICE
¿Qué es la ecoansiedad? ¿Qué la provoca?
Según la American Psychology Association (APA), la ecoansiedad es «el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones».
Este miedo, que va en aumento conforme los efectos del cambio climático se hacen cada vez más evidentes, está relacionado con el incierto panorama al que podríamos enfrentarnos durante los próximos años, pero también con la pasividad de las instituciones y la sociedad para actuar.
Para sufrir de ecoansiedad basta con ser consciente de la situación en la que nos encontramos y llevar la inquietud al límite, aunque estar sometido a la información que transmiten los medios de comunicación acerca de catástrofes naturales cada vez más recurrentes tampoco ayuda.
Pese a la angustia de quien la padece —una nueva forma de ansiedad en unos tiempos en que las variantes no son pocas—, hay quien encuentra en ella una herramienta que puede ayudarnos a reforzar nuestro compromiso con el cuidado del medio ambiente y su preservación. Al fin y al cabo, es mucho lo que hay en juego.
¿Estás sufriendo ecoansiedad?
Si eres alguien concienciado con el medio ambiente y el futuro del planeta, es posible que durante los últimos tiempos te hayas sentido más inquieto, con más estrés, más nervioso. Puede incluso que estés experimentando alteraciones en el sueño. De ser así, es probable que la ecoansiedad te haya alcanzado. De todos modos, no te preocupes. No estás solo.
Hay que tener en cuenta que los impactos climáticos a los que venimos estando expuestos a lo largo de estos años tienen un efecto en la salud de las personas que resulta inevitable. Cambios en el estado físico y en el nivel de actividad, aumento de alergias, mayor exposición a ciertas enfermedades… También a nivel mental: estrés, depresión, abuso de sustancias o desordenes postraumáticos.
Estas alteraciones tienen una repercusión mayor en comunidades cuyo territorio se ha visto afectado de manera directa por las consecuencias del cambio climático, y de hecho suponen un paso más allá respecto a la ecoansiedad. En este tipo de situaciones, hablamos de solastalgia, término acuñado por el filósofo australiano Glenn Albrecht para referirse al estrés mental y emocional de gente que ha padecido un desastre ecológico.
Cómo hacerle frente
Si bien los motivos para caer en la ecoansiedad tienen una base justificada, hay maneras de gestionarla y ver la imagen global desde un punto de vista más positivo. Según la gravedad de cada caso, estas son algunas acciones que puedes practicar para abordarla.
Trata de llevar una vida más sostenible
Reducir el uso de plásticos, el consumo de carne y participar en iniciativas que mitiguen el impacto del cambio climático son buenas maneras de hacerte sentir parte activa de la solución. Eso tendrá consecuencias beneficiosas en tu manera de interpretar la situación.
Rodéate de personas que sientan la misma inquietud
Las penas compartidas son menos, y formar parte de un grupo que, además de sentir la misma preocupación que tú, puede organizarse para actuar combatiendo los efectos del cambio climático te ayudará a sentirte comprendido, acompañado e integrado entre personas con los mismos objetivos.
No te dejes llevar por el pesimismo
Una de las características innatas del ser humano es su capacidad de adaptación. No es la primera vez que atravesamos un periodo complicado en nuestra historia y aquí seguimos. Confiemos en nuestra adaptabilidad y resiliencia. Encontraremos el modo de conseguir que todo salga bien, igual que lo hemos hecho antes.
Ponte en manos de un profesional
En caso de que nada de lo anterior resulte suficiente y consideres que necesitas ayuda externa, acude a un especialista en salud mental. No debes sentirte mal por ello, eres una persona sensible y las cosas te afectan. Reconocer que necesitas apoyo psicológico es un acto de valentía, no una muestra de debilidad.
Jóvenes y ecoansiedad
La ecoansiedad no es un padecimiento exclusivo de los más jóvenes, pero por distintos motivos es en ellos en los que está calando más hondo y son ellos también los que presentan los cuadros más preocupantes.
De hecho, según un estudio publicado por The Lancet en el que participaron 10 000 personas de entre 16 y 25 años y de 10 países, el 45 % reconoce que convive de manera continua con pensamientos preocupantes sobre la situación climática. Hasta un 56 % cree que no hay solución posible y el futuro que nos espera va a ser desolador.
Más allá de esto, una buena parte de los pertenecientes a la generación Z no se plantea tener descendencia porque no quieren que sus hijos deban enfrentarse a las amenazas que pueda traer el mañana.
Es normal que los jóvenes sean más sensibles a la ecoansiedad. Han crecido en un ambiente más informado y comprometido con la sostenibilidad, y comprobar que de forma individual no hay mucho que pueda hacerse para mitigar el problema resulta frustrante.
Ya hemos visto que también en el caso de los jóvenes hay tratamiento para la dolencia y motivos para mantener la esperanza. Todavía no es demasiado tarde para resolver la papeleta de la mejor manera posible.
Y como una buena forma de combatir al enemigo es precisamente conociéndolo, te invitamos a que revises el informe completo de la APA, Mental health and our changing climate: impacts, implications and guidance, y el estudio de The Lancet, Climate anxiety in children and young people and their beliefs about government responses to climate change: a global survey. También a que veas este vídeo de RTVE y escuches este programa de Más de uno.
* Foto de Anita Cavalcanti en Unsplash